retrata las peripecias que viven aquéllos que deciden emprender un viaje hacia el exilio. Llevar la casa en la espalda, conlleva plantarse al revés, con las raíces al aire sin pertenecer al lugar de donde se sale ni al sitio donde se está. Ahí, sitiados, adquieren la nacionalidad neutra, la patria se hace portátil y es ilusorio el retorno.
La pieza es un cuento multitudinario que le pertenece a todos y a una sola. Propone una disociación entre acto y palabra donde la dramaturgia corporal se convierte en la voz principal. La interpretación parte de aspectos autobiográficos que se fundieron sin querer con cuentos ajenos, creando una verdad intervenida por otras verdades.
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